En la planificación de un sistema de iluminación que permita al mismo tiempo ahorrar energía y aumentar el bienestar, el uso de la luz diurna es lo esencial. Incluso cuando está nublado, la iluminancia de la luz natural es mucho mayor que la de la iluminación artificial. Y, además: a diferencia de la luz artificial procedente de la toma de corriente, tenemos a nuestra disposición la luz natural de forma gratuita. Sin olvidar que el ritmo natural de la luz diurna y los cambios variables de luminosidad a lo largo del día influyen sobre las personas de un modo agradable. Pasamos la mayor parte del día dentro de edificios, mientras que mirando hacia el exterior entramos en contacto con el tiempo atmosférico, las horas del día y las estaciones del año.
Una arquitectura con superficies de ventanas bien planificadas, así como un control de luz diurna adaptado de forma óptima, aprovechan todas estas ventajas: