Un sitio sagrado envuelve en su interior dos mundos: el mundo ligado a la celebración de la liturgia y aquel vinculado a la exaltación y admiración de la arquitectura y de las obras de arte. El panorama normativo al día de hoy no prevé ninguna norma que defina los requisitos luminotécnicos que se deben cumplir dentro de los lugares de culto, ya sean iglesias, mezquitas, sinagogas, templos o santuarios. Es fundamental preservar el confort visual, previendo el uso de luminarias con rendimiento cromático adecuado y tonalidades de luz no muy fríos, para que el ambiente se perciba como un lugar íntimo y acogedor apto para el objetivo.